Desgraciadamente, la enfermedad de la hepatitis B sigue estando influencia por el capital, siendo la prevalencia mayor en los países subdesarrollados que en los desarrollados.
Un dato a destacar y que nos llamó la atención es que los fabricantes de vacunas para la hepatitis B existentes en los países desarrollados han suministrado la mayoría de las vacunas a todos los países. Sin embargo, en años recientes, los fabricantes de los países desarrollados han enfocado mayormente su producción hacia vacunas más sofisticadas, que se emplean principalmente en los países desarrollados y que por lo tanto no pueden emplearse en los países subdesarrollados por falta de dinero. Como resultado de esto, el papel que juegan los fabricantes de los países subdesarrollados para asegurar el suministro, a nivel mundial, de las vacunas tradicionales para niños está pasando a ser cada vez más importante y más costo.
Otro motivo, es el alto porcentaje de contagio en los países subdesarrollados. Uno de los motivos es la falta de higiene y la falta de educación sanitaria. Por falta de recursos, los habitantes de dichos países comparten ciertos objetos de uso cotidiano que llevan a contagio, y así la enfermedad se va expandiendo poco a poco y sin control.
Es objeto de preocupación tanto para los gobiernos como para los ciudadanos y se debe de intentar buscar una solución y con urgencia. Por lo tanto, nuevamente nos encontramos con una enfermedad que por motivo de la economía no es tratada debidamente. Hay que tener en cuenta que muchísimas personas están muriendo día a día de esta enfermedad y sobre todo niños. Por lo tanto, desde aquí, demandamos más estudios sobre esta enfermedad, más facilidades para poder conseguir los tratamientos y sobre todo más atención sanitaria en los países subdesarrollados
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