domingo, 24 de noviembre de 2013

Meningitis en los países desarrollados

La meningitis meningocócica es una enfermedad infecciosa producida por una bacteria (Neisseria meningitidis) y que provoca la infección e inflamación de las meninges, membranas que recubren el sistema nervioso central. Esta enfermedad se adquiere a través de la vía aérea (gotitas producidas con la tos, estornudos, etcétera), por contacto directo o muy cercano con personas portadoras del microorganismo en la faringe o con la enfermedad en período de incubación o manifiestamente declarada. La transmisión de la infección es relativamente fácil, si ha habido un contacto muy cercano con el paciente: dormir en la misma habitación, convivir en la misma casa, estar en el mismo espacio durante varias horas, o en lugares cerrados o mal ventilados donde hay muchas personas, y de otras muchas formas de la vida cotidiana.

En los países desarrollados se han establecido normas de vacunación infantil con lo que el riesgo para la población es menor. La enfermedad está ampliamente distribuida por el mundo y habitualmente cursa en forma de brotes epidémicos (muchos casos en un corto espacio de tiempo), pero en los países desarrollados, gracias esta vacunación los casos son muy esporádicos durante todo el año. Existen varias vacunas que permiten controlar la enfermedad: una vacuna conjugada contra los meningococos del grupo A, vacunas conjugadas contra el grupo C, vacunas tetravalentes (grupos A, C, Y y W135) y vacunas a base de polisacáridos meningocócicos.

La enfermedad aparece habitualmente de una forma muy rápida y violenta. Habitualmente se inicia con un síndrome febril, sin otros síntomas a excepción del dolor de garganta. Posteriormente puede aparecer un intenso dolor de cabeza, vómitos sin nauseas, malestar general, dolores musculares y, en niños pequeños, decaimiento, pérdida del apetito y convulsiones. En los casos más graves aparecen de forma súbita manchas rojas en la piel distribuidas por todo el cuerpo.

La meningitis es 10 veces menor en países desarrollados que en desarrollo. La supervivencia depende del diagnóstico precoz y de la inmediata administración de antibióticos, dos aspectos que, por suerte, en los países desarrollados existen y suelen están disponibles para toda la población.

La OMS fomenta una estrategia en dos frentes que comprende la preparación y la respuesta frente a las epidemias. La preparación se centra en la vigilancia, desde la detección e investigación de los casos hasta su confirmación de laboratorio. Esto requiere un reforzamiento de la vigilancia y de la capacidad de laboratorio para detectar tempranamente las epidemias, crear reservas nacionales y subregionales de vacunas y elaborar o actualizar planes de gestión de las epidemias que incluyan planes de preparación, de contingencia y de respuesta.

La respuesta a las epidemias consiste en el tratamiento rápido y apropiado de los casos con cloranfenicol oleoso o ceftriaxona y la vacunación reactiva en masa en los distritos afectados por las epidemias. Se calcula que, cuando se instaura rápidamente, una campaña de vacunación reactiva en masa puede prevenir hasta un 70% de los casos.

La OMS está comprometida con la eliminación de la enfermedad meningocócica como problema de salud pública y la capacitación de los servicios de salud convencionales para controlar los casos esporádicos lo antes posible. La disponibilidad y asequibilidad de las vacunas conjugadas es esencial para que se pueda alcanzar este objetivo y por suerte en los países desarrollados suele estar al alcance de toda la población.

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