miércoles, 27 de noviembre de 2013

Sedentarismo y mala alimentación y sus efectos en la obesidad


Ayer comentábamos el problema que supone la obesidad y el aumento de la prevalencia de la misma en nuestro país. Hoy vamos a hablar de factores presentes en nuestra sociedad y que se pueden considerar "culpables" de esta nueva situación. 

El primer problema que nos encontramos en nuestra investigación sobre la obesidad es el sedentarismo. Estudios recientes demuestran que la sociedad actual tiende cada vez más a esta forma de vida, la cual no se basa precisamente en el ejercicio físico diario. En la actualidad, cuatro de cada diez personas se declaran sedentarias, esto es, pasan más de 4 horas al día sentados y caminan menos de una hora. Esta inactividad física es el cuarto factor de riesgo más importante de mortalidad. De esta  situación se nos habla en la siguiente noticia


Además, si el sedentarismo es un problema a cualquier edad, este se hace mayor si observamos que uno de los mayores incrementos en este "modus vivendi"  se produce en niños y  adolescentes. Estudios recientes señalan que la resistencia cardiovascular en jóvenes ha disminuído un 15% desde 1975. Este bajón en el estado físico supone un incremento del riesgo de desarrollar problemas como enfermedades coronarias en edades más avanzadas. Entre estos riesgos reales nos encontramos también con un posible bajón de 10 años en la esperanza de vida de niños con obesidad, señalando que, debido a la falta de cuidado de su salud, podrían desarrollar enfermedades como diabetes temprana. 


Dejando a un lado el sedentarismo, continuamos con nuestra investiación y nos encontramos otro "gran problema" de la sociedad actual: la alimentación. Vivimos en el mundo de los fritos, las grasas y la comida rápida, y en muchas ocasiones no somos conscientes de cómo lo que comemos influye en el estado de nuestro organismo. Muchas noticias actuales hablan de la importancia de dar un giro de 180 grados a estos hábitos y concienciar a la sociedad de que una ingesta adecuada a las necesidades de nuestro organismo es una de las mejores maneras de cuidar nuestra salud. 


Como recomendación especial, os dejamos esta interesantísma entrevista a Dariush Mosaffarian, cardiólogo especialista en nutrición y codirector del programa de Epidemiología Cardiovascular de la universidad de harvard. Además, os dejamos este vídeo sobre la impotancia de la actividad física y la alimentación en la lucha contra la obesidad:

https://www.youtube.com/watch?v=4s7U4TXuCC4

Y por último mencionamos, a modo de técnica de motivación, los beneficios fisiológicos de la práctica de ejercicio: 
  •  Mejora la digestión y la regularidad del ritmo intestinal.
  •  Previene y/o retrasa el desarrollo de hipertensión arterial y disminuye sus valores.
  •  Mejora el perfil lipídico en sangre (reduce triglicéridos y aumenta el colesterol HDL).
  •  Ayuda a mantener la estructura y función de las articulaciones.
  •  Incrementa la utilización de la grasa corporal y mejora el control de peso. 
  •  Mejora la regulación de la glucemia y disminuye el riesgo de diabetes no-insulino dependiente.

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