jueves, 21 de noviembre de 2013

VIH y Sida en países desarrollados.

El SIDA es mundialmente conocido y por suerte el tratamiento de esta enfermedad ha ido mejorando con el paso de los años, especialmente en los países desarrollados.

En esta sección podréis ver en que consiste el trabajo de la enfermera ante esta enfermedad y las medidas que se van a llevar a cabo para prevenir el VIH, todo esto siempre centrándonos en los países desarrollados.

Para comenzar mostraros la diferencia entre el VIH y el SIDA que muchas veces lleva a confusión y se cree que son sinónimos:

   - VIH: es el Virus de Inmunodeficiencia Humana, una persona que tenga VIH estará expuesta al virus pero no es definitivo que vaya a desarrollar la enfermedad, por lo tanto puede ser portador aunque no llegue a presentar síntomas.

   - Sida: es el Síndrome de Inmuno Deficiencia Adquirida. Es la etapa avanzada de la infección causada por el VIH, por lo tanto aquí ya se tiene la enfermedad.

Existen tres tipos de mecanismo de transmisión: Transmisión sexual, transmisión perinatal y transmisión por sangre.

Actuación enfermera en países avanzados:

   a) Entrevista: con ella se pretende conocer si existen antecedentes, enfermedades de transmisión sexual o enfermedades infecciosas, si el paciente consume drogas y si puede existir una posible exposición al virus.

  b) Observación: observaremos el estado en general del paciente: constantes, sudoraciones, malestar, debilidad, fatiga, anorexia, náuseas, vómitos, pérdida de peso, dolor, dificultad para dormir…

    c) Examen físico: nos centraremos en varios aspectos según la zona a explorar, entre ellos:

  • SNC: valoraremos demencia, cambios de personalidad, depresión, confusión, etc.
  • Aparato digestivo: dificultad de masticación y deglución, lesiones bucales, manchas blancas, gingivitis, vómitos, pérdida de peso involuntaria, calambres abdominales, sangre rectal, etc.
  • Sistema musculo esquelético: debilidad de las extremidades, hinchazón de articulaciones, espasmos, contracturas musculares.
  • Sistema oftalmológico: ojos secos, exudado algodonoso, lagrimeo, infección  conjuntival, visión borrosa, ceguera.
  • Sistema tegumentario: lesiones cutáneas, sudoración, erupciones,  hiperpigmentación, sequedad, sensibilidad al sol, etc.
  • Sistema hematológico: petequias, púrpura, hematomas de fácil aparición…
  • Aparato urogenital: hematuria, cistitis hemorrágica, proteinuria.

Es de gran interés observar cómo percibe la persona la enfermedad y explicarle detalladamente conocimientos referidos a la enfermedad. Se puede diagnosticar de dos maneras:

    - Método de ELISA: es el examen serológico estándar y presenta una alta sensibilidad, es decir, captura la mayoría de personas que están infectadas por el virus.

    - Western Blot: detecta la producción de anticuerpos producidos contra las proteínas que envuelven al virus. Es más específica que la técnica anterior. Si el examen de ELISA da positivo se debe de realizar esta prueba para confirmar.

Como se puede observan existen numerosos cuidados y métodos para poder detectar esta enfermedad/virus y poder actuar sobre ella. Por desgracia solo disponemos de estos medios en los países desarrollados. Lo más importante es la prevención y la educación social ante este tema. Se debe de advertir a la sociedad de los riesgos que produce tener relaciones sexuales sin ninguna medida de precaución, los riesgos que conlleva compartir agujas y otros muchos aspectos que podéis ver haciendo clic aquí y observando el apartado: Sida: conductas de riesgo a evitar.

Comentaros que en los países desarrollados hasta hace poco tiempo el sida era una enfermedad mortal, ahora, gracias a las nuevas pautas terapéuticas, especialmente con antirretrovirales, prácticamente se ha transformado en una enfermedad crónica de larga duración. También se ha avanzado en los tratamientos tempranos de las personas infectadas, lo que está contribuyendo a que el número de estas que desarrollan la enfermedad haya disminuido de forma notoria en los últimos años. Por último, otro logro importante ha sido la drástica disminución de la transmisión de la infección entre la madre embarazada y su hijo recién nacido; gracias a los avances en el diagnóstico precoz del VIH en las mujeres embarazadas y con un tratamiento adecuado de las mismas, la transmisión vertical madre-hijo prácticamente ha desaparecido.

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