viernes, 29 de noviembre de 2013

SEDENTARISMO Y SUS CONSECUENCIAS

El sedentarismo físico se define como la carencia de ejercicio físico en la vida cotidiana de una persona. También se define como la falta de actividad física menos de 30 minutos y de 3 veces por semana. Esos 30 minutos pueden además repartirse a lo largo del día, en períodos de actividad física de preferiblemente no menos de 10 minutos, y puede perfectamente ser a partir de actividades cotidianas como son caminar a buen ritmo, subir escaleras, trabajar en el jardín o en las tareas de la casa.

Actualmente un 60% de la población mundial se considera que hace vida sedentaria. Los datos relacionados con España reflejan un aumento del 10% de la población sedentaria en la última década, desde un 45% hasta un 55% en la actualidad como valor promedio. Un estudio realizado por un centro de medicina deportiva madrileño revela que dos de cada tres adultos europeos no se ejercita moderadamente, ni siquiera media hora al día y que el 25% no realiza ninguna actividad física. Actualmente, el sedentarismo se extiende con rapidez en la sociedad actual y que con él aparece la posibilidad de tener muchas enfermedades. 

La Organización Mundial de la Salud (OMS) dice que los modos de vida no activos son una de las diez causas principales de mortalidad en el mundo, hasta el punto de provocar alrededor de dos millones de muertes anuales en el mundo. 

Las consecuencias del sedentarismo son: 
  • Propensión a la obesidad: la persona sedentaria no gasta las grasas que consume y estas son almacenadas en áreas como el abdomen, lo que aumenta su volumen. Contrariamente a lo que se piensa, que reduciendo la cantidad de alimentos con las dietas se reduce el volumen de grasas, las dietas sin un régimen deportivo lo único que hacen es activar dichos "almacenes de grasa". Una dieta sin deporte está condenada al fracaso. 
  • Debilitamiento óseo: la carencia de actividad física hace que los huesos pierdan fuerza y se debiliten, lo que puede derivar en enfermedades óseas como la osteoporosis, que se manifiesta en un debilitamiento de los huesos. 
  • Cansancio inmediato ante cualquier actividad que requiera esfuerzo físico como subir escaleras, caminar, levantar objetos o correr. 
  • El aumento del volumen de grasas en el organismo implica también el colesterol en el cual las arterias y venas se vuelven también almacenes de grasas inutilizadas, lo que hace que el flujo sanguíneo hacia el corazón sea menor y por lo tanto tenga que hacer un doble esfuerzo. De esto vienen los problemas cardíacos y fatiga ante cualquier esfuerzo. 
  • Problemas de espalda que generan dolores frecuentes. 
  • Propensión a desgarros musculares. 
  • También puede debilitar la mente, ya que el cansancio, el estrés, que generan estas consecuencias, llegan directamente al cerebro. 
  • Menor digestión. 
Un dato curioso es la relación entre cáncer y ejercicio físico. En el año 1922 se escribió el primer artículo científico en el que se ligaba la práctica del ejercicio físico y la prevención del cáncer. Desde entonces se han realizado múltiples estudios sobre hacer deporte y cáncer que han llegado a las siguientes conclusiones sobre esta relación: 
  • El nivel de evidencias científicas sobre el papel de la actividad física como factor de prevención es alto y convincente, en los casos de cáncer de mama y colorrectal.
  • En los casos de cáncer de próstata el nivel de evidencia científica es probable, y en los de pulmón y endometrio tan sólo posible.
  • Los efectos beneficiosos del ejercicio físico en la prevención del cáncer son dependientes de la cantidad total de ejercicio realizado (horas e intensidad). De esta forma, los niveles más elevados de actividad física, medidos en horas practicadas semanalmente, se relacionan con una menor incidencia de ciertos tipos de cáncer (mama, colon y próstata).
  • En los pacientes ya tratados, el mantenimiento de la actividad física reduce el riesgo de recidiva y de mortalidad.
  • En las pacientes de cáncer de mama sometidas a tratamiento hormonal con inhibidores de aromatasa resulta esencial la práctica de ejercicio físico.

Con una buena alimentación variada y con un poco de ejercicio diario (caminar 30 minutos por ejemplo) se puede llevar una vida sana, pudiendo evitar así, entre otras cosas, muchas enfermedades.



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