sábado, 23 de noviembre de 2013

La hepatitis B en los países subdesarrollados

La hepatitis B es la irritación e hinchazón (inflamación) del hígado debido a infección con el virus de la hepatitis B (VHB).
La infección por hepatitis B es causada por el virus de la hepatitis B (VHB). Se puede contraer esta hepatitis a través del contacto con sangre o fluidos corporales (como el semen, los flujos vaginales y la saliva) de una persona que tenga el virus.

La exposición puede ocurrir:
Después de un pinchazo con una aguja o lesiones con objetos cortopunzantes.
Si hay contacto de sangre u otro fluido corporal con la piel, los ojos o la boca.

Las personas que pueden estar en riesgo de contraer hepatitis B son las que:
- Tienen relaciones sexuales sin protección con una pareja infectada.
- Reciben transfusiones de sangre
- Tienen contacto con sangre en el trabajo (por ejemplo, los trabajadores de la salud).
- Han estado sometidas a diálisis renal por largo tiempo.
- Se hacen un tatuaje o acupuntura con agujas contaminadas.
- Comparten agujas durante el consumo de drogas.
- Comparten artículos personales (como cepillo de dientes, maquinilla de afeitar y cortauñas) con una persona que tiene el virus.
- Nacieron de una madre infectada con hepatitis B.

La hepatitis B afecta a más de 350 millones de personas en el mundo y constituye la infección crónica más frecuente en los países subdesarrollados.
A diferencia de la hepatitis A, su curso puede ser agudo o crónico y las manifestaciones de la enfermedad abarcan un amplio espectro que incluye desde pacientes asintomáticos que evolucionan a la curación hasta aquellos que presentan una enfermedad grave, de curso progresivo y a veces mortal.

Es una infección de distribución universal, con regiones endémicas situadas en el norte de África, Asia, Centro América y el Norte de América del Sur.
El reservorio de la infección lo constituyen los portadores crónicos del VHB y los pacientes que estén cursando la fase virémica de la infección aguda.
El hecho de que existan áreas geográficas de prevalencia baja, intermedia o alta, refleja a su vez la prevalencia de los diferentes modos de trasmisión, determinados por factores socioeconómicos y culturales.
En los países desarrollados, donde la prevalencia de la infección es baja, predomina la enfermedad en los adultos con factores de riesgo para adquirirla: adictos a drogas i/v, pacientes en diálisis, personal de la salud, etc.
Allí la tasa de portadores crónicos es baja (<1 a="" br="" cirrosis="" el="" es="" hepatocarcinoma="" infrecuente.="" la="" madre-hijo="" n="" raros.="" son="" trasmisi="" vhb="" vinculados="" y=""> En cambio, en las zonas endémicas, la enfermedad es común en niños, la mayoría de los adultos tienen serología positiva para infección pasada o actual, la tasa de portadores de HbsAg positivo es alta (>10%) (3), la trasmisión madre-hijo es elevada y las complicaciones vinculadas a la infección como la cirrosis y el hepatocarcinoma son comunes

Hay una vacuna contra la hepatitis B desde 1982. La vacuna tiene una eficacia del 95% en la prevención de la infección por VHB y sus consecuencias crónicas, y fue la primera vacuna contra uno de los principales cánceres humanos, el problema en los países en desarrollo es que no hay dinero para poder permitirse esta vacuna.

No hay un tratamiento específico contra la hepatitis B aguda. Las medidas se centran en mantener el bienestar y el equilibrio nutricional, que incluye la reposición de los líquidos perdidos por los vómitos y la diarrea, lo que resulta imposible controlar en los países en desarrollo pues la falta de alimentos es una de las características principales de estos países.
Algunas personas con hepatitis B crónica pueden responder al tratamiento con medicamentos como antivirales e interferón. El tratamiento puede suponer un gasto anual de miles de dólares, y no está alcance de la mayoría de los pacientes en los países en desarrollo.

El cáncer hepático es casi siempre mortal, y suele aparece a edades en que los pacientes son muy productivos y tienen cargas familiares. En los países en desarrollo, la mayoría de los pacientes con cáncer hepático mueren a los pocos meses del diagnóstico. En los países de ingresos altos, la cirugía y la quimioterapia pueden prolongar la vida unos cuantos años.

Los profesionales sanitarios en los países en desarrollo se centran principalmente en intentar conseguir alimentos y ayudar en la medida de lo posible a alargar la vida a las personas que padecen esta enfermedad pero resulta bastante complicado puesto que hay una gran falta de recursos.

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