martes, 10 de diciembre de 2013

CÁNCER DE PRÓSTATA


Nuestro organismo está constituido por tejidos y éstos a su vez por un conjunto de células, que se dividen de forma regular con el fin de reemplazar a las ya envejecidas o muertas y mantener así la integridad y el correcto funcionamiento.Este proceso está regulado por una serie de mecanismos que indican a la célula cuándo comenzar a dividirse y cuándo permanecer estable. Cuando estos mecanismos se alteran en una célula, ésta y sus descendientes inician una división incontrolada que con el tiempo dará lugar a un tumor o nódulo. Si estas células, además de crecer sin control adquieren la facultad de invadir tejidos y órganos de alrededor (infiltración) y de trasladarse y proliferar en otras partes del organismo (metástasis) se denomina tumor maligno, que es a lo que llamamos cáncer.

Cuando las células tumorales, con capacidad de invadir los tejidos sanos de alrededor y de alcanzar órganos alejados e implantarse en ellos, están ubicadas en la próstata, hablamos de cáncer de próstata.

El cáncer de próstata es el segundo más frecuente entre los hombres, con aproximadamente 899.000 nuevos casos al año en el mundo. En España se diagnostican más de 25.000 casos anuales, lo que representa el 21% de los tumores entre los hombres. La incidencia en España, es similar al resto de países desarrollados, (tasa ajustada mundial en 2008: 57 nuevos casos/100.000 habitantes/año). Es el primer tumor en frecuencia entre los hombres, seguido por el cáncer de pulmón. La mayoría de los casos se diagnostican entre los 60 y los 80 años, con un máximo entre los 70 y los 75, aunque hay un número significativo de casos desde los 50 años. En general se puede considerar un tumor propio de edades avanzadas.

En cuanto a la prevención es importante saber que esta enfermedad presenta unos síntomas que tardan muchos años en manifestarse. Por este motivo, es muy importante que las personas que tienen posibilidades de contraer la enfermedad se sometan a exámenes médicos de forma frecuente. Es importante recordar el hecho que el hombre tiene mayores posibilidades de padecer la enfermedad a medida que envejece.

Los síntomas que pueden presentarse en el cáncer de próstata son los siguientes: 
  • Urgencia miccional: imperiosidad miccional o incluso pérdida involuntaria de la orina.
  • Aumento de la frecuencia de orinar, tanto por el día como por la noche (nicturia).
  • Disuria: dolor y escozor durante la micción (micción dolorosa).
  • Retardo en el inicio de la micción y disminución de la fuerza del chorro miccional o intermitencia del mismo.
  • En ocasiones la uretra se obstruye por el tumor y aparece retención urinaria (obstrucción).
  • Goteo posmiccional.
  • Sensación de vaciamiento incompleto de la vejiga. 
Existen algunos síntomas generales que suelen aparecer en las fases más avanzadas de la enfermedad, como son la pérdida de peso o apetito, dolor óseo localizado, anemia, edemas (hinchazón) en los miembros inferiores e insuficiencia renal que suelen aparecer en los estadios avanzados de la enfermedad.

El tipo de cáncer puede diagnosticarse mediante pruebas médicas. A través de un examen digital (palpamiento en la zona afectada) o un análisis de sangre especial, se puede llegar a detectar la enfermedad antes de que los síntomas se presenten. Tras una revisión física general, el urólogo hará preguntas sobre los síntomas y antecedentes médicos, y procederá a realizar algunos de los siguientes exámenes:
  • Examen rectal digital (tacto rectal): En esta prueba, mediante un guante lubrificado, el médico inserta un dedo en el recto (último tramo del intestino grueso) del paciente para detectar la existencia de alguna área irregular dura (hinchazón o protuberancia), que podría ser indicio de cáncer. A pesar de ser incómoda, se trata de una prueba rápida e indolora.
  • Análisis de sangre o prueba de determinación del antígeno prostático específico: Esta prueba -de gran utilidad en los llamados "cánceres silenciosos"- consiste en la extracción de sangre para detectar la existencia de una sustancia producida por la próstata llamada antígeno prostático específico (PSA).
  • Examen de orina: Con una muestra de orina, el médico puede determinar si ésta tiene sangre o señales de alguna anomalía, como podría ser una infección, hiperplasia (agrandamiento) de próstata o marcadores de cáncer.
  • Ecografía transrectal (TRUS): Uso de ondas sonoras para crear una imagen de la próstata en una pantalla de vídeo en la que se podrán detectar pequeños tumores. La colocación de la sonda en el recto puede ser incómoda, pero no dolorosa. La prueba se efectúa en la consulta médica y su duración oscila entre 10 y 20 minutos. 
  • Biopsia de próstata: El diagnóstico del cáncer de próstata sólo puede confirmarse tomando una muestra de tejido (biopsia). La biopsia consiste en la inserción de una aguja en la próstata con la intención de extraer parte de su tejido celular y analizarlo. Este análisis permite confirmar o descartar la existencia de la enfermedad.
Como toda enfermedad el cáncer de próstata presenta 4 fases. El sistema que con mayor frecuencia se emplea para su clasificación es el TNM. Estas siglas hacen referencia a 3 aspectos del cáncer: la T se refiere al tamaño del mismo, la N a la afectación de los ganglios linfáticos y la M a la afectación o no de otros órganos. En función de estos aspectos, el cáncer de próstata se agrupa en las siguientes etapas o estadios.
  • Estadio I: el cáncer no es palpable ni visible por medios diagnósticos. Su diagnóstico es accidental (cuando el paciente acude por otros motivos al urólogo).
  • Estadio II: tumor palpable o visible que no sobrepasa la próstata. El tumor no se ha diseminado fuera de la próstata.
  • Estadio III: el cáncer sobrepasa la cápsula y afecta a tejidos que rodean la próstata como las vesículas seminales.
  • Estadio IV: el tumor se ha diseminado a los ganglios linfáticos o a otras partes del organismo, como los huesos.


Este tipo de cáncer al desarrollarse de forma muy lenta, provoca que, en muchas ocasiones, el tratamiento tenga que efectuarse durante un largo plazo de tiempo. Se debe destacar, sin embargo, que si el cáncer se detecta en su primera fase, cuando todavía se encuentra dentro de la próstata, el paciente puede tener una larga expectativa de vida. El tratamiento de la próstata depende básicamente del estado evolutivo de la enfermedad. Actualmente hay cuatro formas de proceder para reducir y/o extraer el cáncer de próstata:

1.Cirugía. Procedimiento que consiste en la extracción de la glándula prostática entera y los tejidos ubicados a su alrededor. Algunas veces se extraen también los gánglios linfáticos del área pélvica (parte inferior del abdomen, localizada entre los huesos de la cadera). Este tipo de intervención, conocida con el nombre de prostatectomía radical, se puede llevar a cabo mediante dos tipos de procedimientos:
  • Prostatectomía retropúbica. La extracción se efectúa a través de una incisión en el abdomen.
  • Prostatectomía perineal. La intervención se lleva a cabo mediante una incisión en la área comprendida entre el escroto y el ano.
2.Radioterapia. Este tratamiento se puede combinar con el de la cirugía, ya sea para preparar la zona afectada para la extracción del tejido afectado o para intentar limpiar la zona después de la intervención quirúrgica. En este caso, se puede proceder de dos formas diferentes:
  • Tratamiento interno (mediante la inserción cerca del tumor de un pequeño contenedor de material radiactivo). Se trata de un implante que puede ser temporal o permanente, y que al ser extraído no deja ningún tipo de rastro radiactivo dentro del cuerpo.
  • Tratamiento externo (aplicación de las radiaciones a través de máquinas externas). Este procedimiento, que tiene una duración de 6 semanas (5 días a la semana), consiste en la orientación de las radiaciones hacia el área pélvica.
3.Terapia hormonal. La evolución del tumor está vinculada a la acción de la testosterona, una hormona sexual masculina. El tratamiento hormonal tiene como objetivo reducir los niveles de testosterona en el organismo o bien bloquear los efectos de esta hormona sobre la próstata. 

4. Observación permanente (efectuar controles frecuentes de la zona afectada). Se trata de la observación y vigilancia del estado del cáncer. Esta opción se recomienda especialmente a los pacientes mayores que sufren otro tipo de enfermedades que pueden deteriorar su salud. Es importante destacar el hecho que el cáncer de próstata es una enfermedad muy lenta, y por tanto el tratamiento también se prolongará. En la mayoría de ocasiones los pacientes de esta enfermedad vivirán con el cáncer, sin que sea éste, necesariamente, la causa de su muerte.

En el cáncer de próstata la quimioterapia no juega un papel importante

Aproximadamente, un 30% de los hombres de más de 50 años presentan focos de tumor en la próstata y sin embargo, un 97% de ellos no fallecerá por dicho tumor, ya que éste ni se extenderá localmente ni se diseminará a otros órganos.Por tanto, es importante mantener una actitud prudente respecto a provocar una detección excesiva de este tumor, ya que se estaría tratando innecesariamente a muchos varones que nunca tendrán problemas reales con el cáncer de próstata.

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