El infarto intestinal, isquemia intestinal o necrosis intestinal ocurre cuando los vasos sanguíneos (arterias) de los intestinos se estrechan o se bloquean, lo que reduce el flujo sanguíneo produciendo así la muerte del tejido intestinal.
Existen varias causas posibles del infarto intestinal:
- Hernia: si el intestino se desplaza hacia el lugar equivocado o queda atrapado, esto puede llevar a isquemia intestinal.
- Adherencias: el intestino también puede quedar atrapado en tejido cicatricial de una cirugía previa (adherencias), lo cual puede llevar a isquemia si no se realiza un tratamiento.
- Émbolo: un coágulo de sangre del corazón o de los vasos principales puede viajar a través del torrente sanguíneo y bloquear una de las arterias que irrigan el intestino. Las personas que han tenido ataques cardíacos o que tienen arritmias, como la fibrilación auricular, están en riesgo de presentar este problema.
- Trombosis arterial: las arterias que suministran sangre al intestino pueden estrecharse a tal punto a partir de una enfermedad ateroesclerótica (acumulación de colesterol) que resultan obstruidas. Cuando esto sucede en las arterias que van al corazón, ocasiona un ataque cardíaco y cuando se presenta en las arterias que van al intestino, ocasiona isquemia intestinal.
- Trombosis venosa: las venas que sacan la sangre del intestino se pueden obstruir con coágulos de sangre. Esto bloquea el flujo sanguíneo hacia los intestinos y es más común en personas con enfermedad hepática, cáncer o trastornos de la coagulación de la sangre.
- Presión arterial baja: la presión arterial muy baja en pacientes que ya tienen estrechamiento de las arterias intestinales también puede ocasionar isquemia intestinal. Esto se presenta particularmente en pacientes muy enfermos por otras razones y se puede comparar con la pérdida de la presión del agua en una manguera con una obstrucción parcial.
Los signos y síntomas de la isquemia intestinal se pueden desarrollar repentinamente (aguda) o gradualmente con el tiempo (crónica).
Síntomas de la isquemia intestinal aguda:
- Dolor abdominal repentino que puede variar de leve a grave
- Necesidad urgente de tener una evacuación intestinal
- Evacuaciones intestinales frecuentes y fuertes
- Sensibilidad o hinchazón en el abdomen
- Sangre en las heces
- Náuseas y vómitos
- Fiebre
Síntomas de la isquemia intestinal crónica:
- Calambres abdominales o sensación de plenitud, comenzando a los 30 minutos después de comer y de una a tres horas
- Dolor abdominal que empeora progresivamente durante semanas o meses
- Miedo de comer debido al dolor posterior
- Pérdida de peso no intencional
- Diarrea
- Náuseas y vómitos
- Distensión
El tratamiento de la isquemia intestinal implica restaurar un flujo de sangre suficiente para su tracto digestivo. Las opciones varían, dependiendo del tipo y la gravedad de su condición.
- Isquemia de colon (colitis isquémica): Puede sanar por sí mismo. Sin embargo, el médico puede recomendar antibióticos para tratar o prevenir las infecciones. El médico también puede tratar cualquier condición médica subyacente, como la insuficiencia cardíaca congestiva o latidos irregulares del corazón. Si el colon se ha dañado, es posible que necesite cirugía para extirpar el tejido muerto o para evitar un bloqueo en una arteria intestinal.
- Isquemia mesentérica aguda: La cirugía es generalmente necesaria para remover un coágulo de sangre, para evitar un bloqueo de las arterias, o para reparar o eliminar una sección dañada del intestino. El tratamiento también puede incluir medicamentos para prevenir la formación de coágulos, para disolver los coágulos o para ampliar los vasos sanguíneos. Si la angiografía se utiliza para diagnosticar el problema, puede ser posible tratar la condición con la angioplastia al mismo tiempo. La angioplastia implica el uso de un globo inflado en el extremo de un catéter para comprimir los depósitos de grasa y estirar la arteria, haciendo un camino más amplio para el flujo de sangre. Una bobina metálica (stent) también puede ser colocado en su arteria para mantenerla abierta.
- Isquemia mesentérica crónica: La cirugía es generalmente necesaria para restablecer el flujo de sangre y prevenir la progresión de la isquemia mesentérica aguda. El cirujano puede desviar las arterias bloqueadas o ensanchar las arterias estrechadas con angioplastia o mediante la colocación de un stent después de la angioplastia.
- Trombosis venosa mesentérica: Si los intestinos no muestran signos de daño, es probable que se tenga que tomar medicamentos anticoagulantes durante unos tres a seis meses.
A pesar de los avances diagnósticos y terapéuticos, la mortalidad de la isquemia mesentérica aguda sigue siendo muy elevada (alrededor del 60 %), lo que depende de la extensión y duración de la isquemia, y también de la etiología de ésta. La mortalidad puede ser del 95 % en pacientes con trombosis arterial, del 50 % en la embolia arterial, del 67 % en la isquemia mesentérica no oclusiva, y del 30 % en la trombosis venosa.
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