viernes, 6 de diciembre de 2013

ESQUIZOFRENIA

La esquizofrenia es un trastorno cerebral severo que perdura toda la vida. Las personas que la tienen pueden escuchar voces, ver cosas que no existen o creer que otros leen sus pensamientos o controlan sus mentes. En los hombres, los síntomas suelen comenzar casi al final de la adolescencia y a partir de los 25 años de edad. Incluyen alucinaciones, o ver cosas, y los delirios, tales como escuchar voces. En las mujeres generalmente comienzan entre los 25 y los 35 años de edad. Otros síntomas pueden incluir:
  • Pensamientos o percepciones fuera de lo común
  • Trastornos del movimiento
  • Dificultades para hablar y expresar sus emociones
  • Problemas de atención, memoria y organización
En los niños, por lo general comienza después de la edad de 5 años. La esquizofrenia en la niñez es poco común y puede ser difícil diferenciarla de otros problemas del desarrollo, como el autismo. La esquizofrenia es una enfermedad compleja. Las causas por las que la enfermedad se presenta o, por el contrario, no se manifiesta en determinados pacientes es todavía un misterio. Los principales factores implicados en la aparición y desarrollo de esta enfermedad son:
  • Predisposición genética: la presencia de la enfermedad en los padres o familiares cercanos (tíos, primos, abuelos, etcétera) es un factor que incrementa la posibilidad de aparición en los hijos.
  • Alteraciones durante el embarazo o nacimiento: anoxia (falta de oxígeno en el feto durante el embarazo o el parto), infecciones víricas, traumatismos, etcétera.
  • Alteraciones morfológicas, funcionales o bioquímicas en el cerebro: en este apartado juega un papel fundamental el consumo habitual de sustancias tóxicas y la exposición a determinados tóxicos y estresantes ambientales. Están especialmente involucradas dos sustancias implicadas en la comunicación entre neuronas a nivel del cerebro. Se trata de la dopamina y la serotonina.
  • Incumplimiento del tratamiento una vez diagnosticada la enfermedad: supone un alto riesgo de aparición de recaídas.
La esquizofrenia no está relacionada con situaciones de baja escolarización o traumas infantiles, y desde luego no existen culpables de su aparición.

Según la Organización Mundial de la Salud 52 millones de personas en el mundo sufren esquizofrenia, un trastorno psiquiátrico que se manifiesta de forma específica en cada paciente y que precisa un tratamiento individualizado.

Los síntomas más característicos de la enfermedad son:
  • Delirios: ideas erróneas de las que el paciente está convencido. Por ejemplo, «creer que todo el mundo está contra él o que tratan de perjudicarle». 
  • Alucinaciones: percibir algo que no existe. Por ejemplo, oír voces (que le insultan o hablan de él), o ver objetos o caras que no están. 
  • Trastornos del pensamiento: el lenguaje del paciente se hace incomprensible y se altera la fluidez. 
  • Alteración de la sensación sobre sí mismo: la persona siente que su cuerpo está cambiando, se ve a sí mismo como raro. Los pacientes pueden decir que se ven cambiados al mirarse al espejo. Los límites entre uno mismo y los demás no están claros. Por ello, pueden creer que los demás pueden saber lo que piensa o por el contrario, creer adivinar lo que otros piensan. 
  • Deterioro de las emociones: la afectividad se va empobreciendo. Puede llegar a la ausencia de sentimientos. Los pacientes se muestran inexpresivos y se comportan con frialdad hacia los demás. 
  • Aislamiento: los pacientes se encierran en sí mismos y en su mundo interior. A este síntoma se le denomina autismo. Se manifiesta porque el paciente se queda encerrado en su habitación y evita la compañía de los demás.
No existen exámenes para diagnosticar esta enfermedad. Un psiquiatra debe examinarlo y hacer un diagnóstico, el cual se realiza con base en una entrevista que le hacen a la persona y a los miembros de su familia. El psiquiatra hará preguntas acerca de:
  • Cuánto tiempo han durado los síntomas.
  • Cómo ha cambiado la capacidad para desempeñarse.
  • Antecedentes del desarrollo.
  • Antecedentes genéticos y familiares.
  • Qué tan bien han funcionado los medicamentos.
  • Abuso de sustancias.
  • Problemas de salud.
Las gammagrafías del cerebro (como TAC o RM) y los exámenes de sangre pueden ayudar a descartar otros trastornos que tienen síntomas similares.Durante un episodio de esquizofrenia, la persona puede necesitar hospitalización por razones de seguridad. 

Los medicamentos antipsicóticos son el tratamiento más efectivo para la esquizofrenia. Éstos cambian el equilibrio de químicos en el cerebro y pueden ayudar a controlar los síntomas. Estos medicamentos, aunque son útiles, pueden causar efectos secundarios. Sin embargo, muchos efectos secundarios se pueden manejar. Por esta razón, no deben impedir que la persona consiga tratamiento para este serio trastorno. Los efectos secundarios comunes de los antipsicóticos pueden abarcar:
  • Vértigo
  • Sensaciones de inquietud o nerviosismo
  • Somnolencia (sedación)
  • Movimientos lentos
  • Temblor
  • Aumento de peso.
Cuando la esquizofrenia no mejora con antipsicóticos, se pueden ensayar otros medicamentos. La esquizofrenia es una enfermedad crónica y la mayoría de las personas que la padecen necesitan estar con medicación antipsicótica de por vida.

La psicoterapia de apoyo puede ser útil para muchas personas con esquizofrenia. Las técnicas conductistas, tales como el entrenamiento de habilidades sociales, pueden ayudarle a la persona a desempeñarse mejor en situaciones sociales y laborales. El entrenamiento en el trabajo y las clases de fortalecimiento de las relaciones también son importantes.

Los miembros de la familia y los cuidadores son muy importantes en el tratamiento de la esquizofrenia. Las habilidades importantes que se pueden aprender en tales programas abarcan:
  • Hacerle frente a los síntomas que se presentan incluso mientras esté tomando medicamentos.
  • Un estilo de vida saludable, que incluye dormir bien y mantenerse alejado de las drogas psicoactivas.
  • Tomar los medicamentos correctamente y cómo manejar los efectos secundarios.
  • Estar atento al regreso de los síntomas y saber qué hacer cuando reaparezcan.
  • Conseguir los servicios de apoyo apropiados.
Como ya hemos visto la ayuda de los más cercanos es muy importante, ya que es una enfermedad muy compleja y que necesita una gran atención. Es muy importante no abandonar la medicación establecida por el especialista. La familia y amigos deberán entender que lo que realiza a mal es fruto de la enfermedad, por lo tanto deberán de ser pacientes y siempre que necesiten solicitar ayuda.

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