lunes, 2 de diciembre de 2013

Heroína? No, gracias

La heroína es una droga opioide producida a partir de la morfina, una sustancia natural que se extrae de la bellota de la amapola, también conocida como “adormidera asiática”. La heroína suele presentarse en forma de polvo blanco o marrón, o como una sustancia negra y pegajosa conocida como “alquitrán negro”.
En el 2011, 4.2 millones de personas en los Estados Unidos de 12 años o mayores (el 1.6 por ciento) habían consumido heroína alguna vez en su vida. Se calcula que alrededor del 23 por ciento de las personas que consumen heroína se vuelven dependientes de ella.

Esta droga produce dos tipos de efectos:

Efectos inmediatos
En una primera etapa, denominada en el argot ’luna de miel’, tras la administración hay un ‘flash’, una sensación de placer muy intensa, y a los pocos segundos un estado de sedación total y cierta euforia, con ausencia de cualquier malestar psíquico y que dura aproximadamente 2-3 horas, desapareciendo de forma progresiva.
A nivel físico produce:
- Sequedad de boca.
- Disminución del tamaño de las pupilas.
- Constipación intestinal.
- Enlentecimiento del ritmo respiratorio.
Dosis elevadas provocan la muerte por depresión respiratoria.

Efectos a largo plazo
Éstos dependerán, como en el resto de los consumos, de la cantidad consumida, la vía de administración, aspectos higiénico/sanitarios relacionados con la alimentación, el estilo de vida, etc. En general, los efectos a largo plazo, una vez desarrollada la tolerancia y dependencia a la sustancia son:
- Alteraciones de la nutrición, provocadas por los desarreglos en la alimentación y adelgazamiento.
-Alteraciones digestivas; produce estreñimiento.
- Alteraciones cardiovasculares y de la sangre; entre otros efectos aparece anemia.
- Aumento del riesgo de aborto, parto prematuro, así como alteraciones en el recién nacido.
- Alteraciones psicológicas: apatía (falta de interés), depresión, egocentrismo (estar centrado en sí mismo, necesidad de ser el centro de atención).
- Alteraciones del sistema nervioso: con trastornos de atención, memoria e insomnio.
- Alteraciones ginecológicas: con trastornos en la menstruación y ovulación.

¿Cómo se consume la heroína?

La heroína se puede inyectar, inhalar o fumar. Las tres vías de administración hacen que la droga llegue rápidamente al cerebro, lo que contribuye a sus riesgos para la salud y al alto riesgo de adicción, una enfermedad crónica y recurrente causada por cambios en el cerebro que se caracteriza por la búsqueda compulsiva de la droga sin importar las consecuencias.

¿Cómo afecta la heroína al cerebro?

Al entrar al cerebro, la heroína se convierte de nuevo en morfina y se adhiere a moléculas en las células conocidas como receptores de opioides. Estos receptores se encuentran localizados en muchas áreas del cerebro (y del resto del cuerpo), especialmente en aquellas áreas que participan en la percepción del dolor y en la gratificación. Los receptores de opioides también están localizados en el tallo cerebral, que controla procesos automáticos esenciales para la vida como la presión arterial, la excitación y la respiración. Con frecuencia, la sobredosis de heroína implica la represión de la respiración, lo que puede resultar en la muerte.
Después de una inyección endovenosa de heroína, el usuario reporta sentir una oleada de euforia ("rush") acompañada de sequedad en la boca, enrojecimiento caliente de la piel, pesadez en las extremidades y confusión mental. Después de esta euforia inicial, el usuario pasa a una sensación de estar volando ("on the nod"), un estado en el que se alterna entre estar completamente despierto y adormecido. Los usuarios que no se inyectan la droga podrían no sentir la euforia inicial, pero los demás efectos son los mismos.
El consumo regular de la heroína cambia la forma de funcionar del cerebro. Uno de los resultados es que se crea tolerancia a la droga, lo que significa que el usuario necesita una mayor cantidad de la droga para obtener la misma intensidad del efecto. Otro resultado es la dependencia, caracterizada por la necesidad de continuar con el consumo de la droga para evitar los síntomas de abstinencia.

El uso de drogas inyectables y las infecciones por el VIH y el VHC

Las personas que se inyectan drogas corren un alto riesgo de contraer la infección por el VIH o la hepatitis C (VHC). Esto se debe a que estas enfermedades se transmiten a través del contacto con la sangre u otros líquidos corporales, que puede ocurrir al compartir agujas u otros equipos para inyectarse las drogas. (El VHC es la infección de transmisión sanguínea más común en los Estados Unidos). También se puede contraer el VIH (y con menos frecuencia el VHC) al tener relaciones sexuales sin protección, lo que es más probable cuando se consume drogas.
Debido a la estrecha relación que existe entre el abuso de drogas y la propagación de enfermedades infecciosas, el tratamiento del abuso de drogas puede ser un medio eficaz para prevenir estas últimas. Las personas que están en tratamiento por el abuso de drogas, lo que a menudo incluye consejería para la reducción de riesgos, detienen o disminuyen su consumo de drogas y sus conductas de riesgo relacionadas, incluyendo las prácticas riesgosas de inyección y las relaciones sexuales sin protección (ver el recuadro "El tratamiento de la adicción a la heroína").

¿Qué otros efectos adversos a la salud tiene la heroína?

El abuso de la heroína está asociado con varias consecuencias graves para la salud, que incluyen sobredosis mortal, aborto espontáneo y enfermedades infecciosas como el VIH/SIDA y la hepatitis (ver el recuadro “El uso de drogas inyectables y las infecciones por el VIH y el VHC”). El consumo crónico puede llevar a la oclusión de las venas, infección del endocardio y de las válvulas del corazón, abscesos, estreñimiento, cólicos gastrointestinales y enfermedades del hígado y de los riñones. A su vez, también se pueden presentar complicaciones pulmonares, incluyendo varios tipos de neumonía, como resultado tanto del mal estado de salud del usuario así como de los efectos depresores de la heroína sobre la respiración.
Además de los efectos de la droga en sí, la heroína que se vende en la calle a menudo contiene aditivos o contaminantes tóxicos que pueden obstruir los vasos sanguíneos que van a los pulmones, hígado, riñones o cerebro, causando daño permanente a estos órganos vitales.

¿Cómo tratar esta adicción?

Hay gran variedad de tratamientos para los adictos a la heroína, están la de los medicamentos y la terapia de la conducta. La ciencia nos ha enseñado que combinar medicamentos con terapia de apoyo al paciente hace posible que se deje de usar la heroína y vuelva a una vida más estable y productiva.
Las adicciones a los opiáceos (drogas relativas al opio) son enfermedades del cerebro y trastornos que sí pueden tratarse eficazmente. Los doctores recomiendan firmemente primero mayor acceso a los programas de tratamiento de mantenimiento a base del analgésico llamado metadona para las personas que son adictas a la heroína y otras drogas opiáceas; y segundo la eliminación de leyes federales y estatales, así como de otras barreras, que impiden acceso a estos programas. También se recalcó la importancia de ofrecer orientación sicológica contra el abuso de sustancias, terapéuticas sicosociales y otros servicios para darle respaldo al paciente, que impulsen a la permanencia y el éxito de los programas de tratamiento de mantenimiento a base de metadona.

Los medicamentos
La Metadona, un medicamento opiáceo sintético que obstaculiza los efectos de la heroína durante unas 24 horas, tiene una historia de éxitos probados cuando se receta en concentraciones suficientemente altas para las personas adictas a la heroína. El LAAM, que también es un fármaco opiáceo sintético para tratar la heroinomanía, puede impedir los efectos de la heroína hasta 72 horas. Otros productos aprobados son la naloxona, que se utiliza para tratar los casos de dosis excesivas, y la naltrexona, que obstruyen los efectos de la morfina, la heroína y otros opiáceos. También se están estudiando otros medicamentos utilizados en los programas de tratamiento contra la heroína.

Hay muchos tratamientos de la conducta eficaces contra la heroinoamanía. Estos pueden incluir métodos residenciales y ambulatorios. Varias terapéuticas nuevas de la conducta están resultando especialmente prometedoras contra este tipo de adicción.

La terapia de manejo de situaciones imprevistas utiliza un sistema basado en el concepto del vale, donde el paciente gana "puntos" por tener resultados negativos en los análisis que determinan si ha usado drogas, y puede cambiarlos por artículos que fomentan una vida sana. Las intervenciones de la conducta cognoscitiva se han ideado para ayudar a modificar el pensamiento, las esperanzas y los comportamientos del paciente y para aumentar su habilidad de hacerle frente a varios factores causantes de tensión nerviosa en la vida.

Tu salud depende de ti, di no a las drogas!



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